El espectáculo de los accesorios
Sí, no estamos erradas al consagrar a los accesorios como los salvavidas de la moda. Es que, sin ellos, nuestros looks serían aburridos, simples y hasta correríamos el peligro de vernos casi siempre igual. Porque aunque no es ningún secreto el hecho de que un cinturón puede darle un giro de 180 grados a nuestro combo de remera blanca con denim, el accesorio en cuestión suma, y mucho. Tal como lo aprendimos de las expertas de la moda, es importante reparar en que hay que priorizar calidad antes que cantidad, y cuando vemos nuestra cantidad limitada, hay que saber elegir bien. Por lo tanto, ¡manos a la obra! Nos encaminamos en una búsqueda en el shopping para encontrar los accesorios que hay que tener en cuenta.
Dorados o plateados, las versiones a considerar son únicamente dos. Si bien es a gusto preferencial de cada una, los aros dorados suelen ser la opción favorita y que más lucen en los locales del shopping. En nuestra búsqueda encontramos diseños de aros y caravanas doradas que nos enamoraron por sus formas geométricas jugadas e imponentes.
Hace poco leímos un artículo en Vogue que dictaba una tendencia que viene imponiéndose entre las elecciones de accesorios de las que más saben de moda. Sí, hablamos de las mostacillas. Las vimos en bolsos de playa, en camisas románticas y en collares. Ahora también las encontramos en las pulseras, que cuando van en conjunto, su simple presencia habla por sí sola. Estas pulseras le dan un toque de color o intensidad a nuestro conjunto que, pudiendo ser simple o extravagante, demuestra que nos encanta la moda y sabemos vestirnos para la ocasión.
Colgantes en multitud
En el mundo hay dos tipos de personas: quienes afirman que «el menos es más» tiene validez en toda ocasión, y quienes se dan un permitido de vez en cuando. Preferimos ser del último grupo y apostar, tal como vimos en el shopping, a llevar nuestros colgantes favoritos en grupos. Para no correr ningún riesgo, nos basamos en mantenernos en un estilo único e incluir el color negro, para así reducir nuestro margen de error. ¿El resultado? Un espectáculo.